
Reggae Jamaiquino, uno de los tantos géneros musicales que el continente americano ha otorgado al mundo, es considerado ahora Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, sumándose a géneros como el mariachi mexicano, la ópera china, el tango de Argentina, el flamenco de España, entre otros.

¿Qué es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad?
La UNESCO lo define como; “el conjunto de creaciones basadas en la tradición de una comunidad cultural expresada por un grupo”. Lengua, literatura, música y danza, juegos y deportes, tradiciones culinarias, los rituales y mitologías, conocimientos y usos relacionados con el universo, los conocimientos técnicos relacionados con la artesanía y los espacios culturales se encuentran entre las muchas formas de patrimonio inmaterial.

Sin duda el Reggae cumple con estas características, pues su surgimiento durante los años 60 con influencias del skay del rockstedy, sirvió y se mantiene como herramienta para enaltecer la religiosidad y espiritualidad de los pueblos jamaiquinos.


En la isla caribeña, es más que un género musical, pues su relevancia en el país ha provocado que incluso los niños lo conozcan y estudien desde sus primeros años de la vida escolar.
El reggae salió de Jamaica en la década de los 70, gracias a exponentes como Alton Ellis, Bob Marley, Jimmy Cliff, entre otros y a pesar de encontrarse con otras culturas y con otros idiomas, su esencia se ha conservado, el reggae desde oriente hasta occidente, es símbolo de paz y de amor, manteniendo también un constatarte discurso social y político.


Durante el comunicado la UNESCO agregó; “Su aportación al discurso internacional sobre cuestiones como la injusticia, la resistencia, el amor y la condición humana, destaca la fuerza intelectual, sociopolítica, espiritual y sensual de este elemento del patrimonio cultural”
Quizá este reconocimiento, de una pauta a las nuevas generaciones para que estas conozcan lo que suena más allá de lo que tenemos en la radio comercial. Y para que quienes lo conocemos y quienes lo producen, lo valoremos, y lo tratemos como lo que ahora es; un Patrimonio de la Humanidad.
Por Carolina Camacho
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